lycans and vampires

FIESTA

Las paginas de mi destino se escriben de manera extraña, no entiendo muchas cosas de las que sucede, todo me confunde, nada de lo que esta en esta casa es mío, siento que soy una extraña viviendo sin saber que es lo que podría pasar. El cochero esta esperando para llevarnos a parís, podría simplemente aparecer allí pero el guardián quiere que toda la ciudad se entere que la casa de los Moritz al fin será ocupada nuevamente después de tantos años, dijo además que después las celebraciones debía empezar a convertirme en la mujer poderosa con la que mi abuelo soñaría.


Junsu regresa a mi mente a cada momento, las lagrimas se agolpan en mis ojos al darme cuenta que ahora soy una vampiro sedienta de sangre y el es un humano que podría convertirse en mi presa. Aun cuando mi corazón no ha dejado de latir el simple olor de la sangre me envuelve llamándome, se supone que pronto lo controlare pero no lo se a ciencia cierta. Mi abuelo no ha aparecido desde la ultima vez, cuando lo llaman para que explique el latir de mi corazón no lo hace negándose.


-lula, es hora de irnos-Leslie entro en mi habitación con una pequeña maleta de mano entre sus manos, ella tomo las cosas que estaban preparadas para nosotras a diferencia de mi que preferí dejarlas ya que no las consideraba mías.


-ya es tiempo verdad-pregunte sin quitar la vista del cochero, podía escuchar sus latidos haciendo obvia su humanidad, su pertenencia terrenal.


Bajamos las escaleras y las enormes puertas de madera se abrieron, el viaje en el carruaje me parecía interminable pasamos horas enteras viajando entre montañas y valles, estuvimos muy lejos de parís en verdad, estaba considerando detener al carruaje para descansar un poco pero la visión de la ciudad me detuvo, sonreí al ver las casas cercanas a la iglesia principal y el rio que la cruzaba.


Entramos por la calle principal levantando el polvo entre los adoquines de piedra, todos se asomaban a mirar y quedaban asombrados al ver el escudo en la portezuela, jamás había escuchado mi nuevo apellido pero causaba revuelo en la metrópoli francesa.


Una mansión nacarada se imponía frente a mi mientras cruzábamos un vasto jardín, había visto ese lugar varias veces, ahora entendía porque nadie entraba ni salía a menos que fuera de la servidumbre.


Todo estaba impecable, por toda la casa se escuchaban el insistente sonido que delataba el proceder mortal de las mucamas, mi habitación era color rojo el cual no era de mis colores favoritos así que apenas entre ordene pintarlo a purpura es mas dispuse que fuera la copia del que tenia antes aunque obviamente este era mas grande.


Aunque no quería todo el poder que me fue concedido ahora debía aprovecharlo, esa era el pensamiento que reinaba en mi mente.


Las horas pasaron rápidamente mientras la oscuridad caía sobre la casa como un manto de seda, las antorchas se encendieron iluminando la casa, los candelabros inundaban de calor la estancia, me puse el vestido purpura que hyun me entrego, pensando en que aun tenia que definir lo que haría con ese compromiso.


Quede linda o al menos eso pensaba yo, el color del vestido era perfecto para mi piel, los invitados habían llegado desde hace una hora y se suponía que nos esperaban, vi a Leslie entrar a mi habitación en el espejo que me reflejaba.


-soy un vampiro, no puedes tomarme por sorpresa- dije sonriendo.


-lo se, pero quería intentarlo-contesto dándome un abrazo-solo seamos fuertes-no entendí porque lo dijo
pero de alguna forma me hizo sentir mejor.


Bajamos por las escaleras ante la mirada expectante de todos, el silencio excepto por los golpes interminables que venían de nuestros pechos, sin nada más que escuchar en la lejanía llenaba el ambiente. Podía darme cuenta que nadie de los que estaban ahí me quería, en realidad lo que tenían era miedo, podía olerlo aunque suene extraño pero lo hacia perfectamente, cada movimiento disparaba un aroma y sonido captado por mi pude ver entre los asistentes a mi familia, quería correr a abrazarlo pero no podía me lo había prohibido el hombre de ojos verdes que decía ser mi guardián, pude notar que Maite llevaba el vestido magenta que yunho le dio, sonreí por el secreto que guardaba, pronto seria tiempo de hablar con mis hermanas.


Ordene que la música comenzara tocar para que mi incomodidad desapareciera, las notas del violín hacían que pudiera tranquilizarme, salude a todos podía sentir la hipocresía hacia mi, lo único que deseaban era quedar bien conmigo para que no los matase, eso me asfixiaba, me di cuenta que desde ese momento nada para mi seria real.


-su majestad- la voz de hyun me tomo por sorpresa haciendo que casi tirara la copa de sangre que llevaba en mi mano.


-hyun-sonreí aunque no había olvidado nuestro encuentro en su habitación.


-necesito hablar contigo-tomo mi mano guiándome hasta un lugar apartado del salón.


-que pasa-pregunte adivinando cual seria su intención.


-quiero saber que sucederá con nosotros-fue directo al grano.


-no lo se-fui sincera-aun debo pensarlo, aun ni siquiera tengo conocimiento de todo lo que mi poder conlleva-suspire.


-sabes que te amo-lo mire sin saber que decir-al parecer no es reciproco-su voz se quebró.


-lo siento pero no se que es lo que quiero-acaricie su mejilla intentando hacer que no me odiara.


-quiero ayudarte a decidir-me abrazo con fuerza a su cuerpo, como siempre su corazón no latía, no escuchaba nada mas que el vacio, le devolví el abrazo pero nada dentro de mi logro despertar con la cercanía.


Me aleje pidiendo al cielo que retrocediera el tiempo para no ser lo que soy, para escapar de este mundo donde nada era felicidad al menos para mi, subí sin despedirme de nadie, el guardián me siguió hasta mi habitación pero no tenia ganas de escucharlo, cerré la puerta y amenace con asesinarlo si se atrevía a entrar.


Un mundo de fantasía que no es más que un espejismo estaba frente a mí haciendo que fuera la reina de quienes no me querían, desee que todo fuera un sueño que desaparecería con el siguiente amanecer pero sabía que no era así.


Los golpes de la puerta me hicieron pensar que de nuevo insistiría para que bajase.


-lula-escuche una voz familiar que desde niña sentía reconfortante. Corrí a la puerta y la abrí abalanzándome sobre la persona que necesitaba en ese momento.


-mama-solté en un susurro feliz por que vino.


-el dijo que me necesitabas- señalaba al guardián, como siempre vestido con una túnica distinta que resaltaba sus ojos, hizo una reverencia y desapareció, por un momento quise agradecerle.


-no quiero estar aquí-solloce.


-mi princesa ahora es una reina- podía sentir su cariño como cuando me lastimaba y ella me curaba.


-puedo irme a casa-pregunte.


-no lula, tu hogar es aquí, nosotros no merecemos tenerte, pero siempre seré tu madre-eso no era lo que quería escuchar.


Hablo conmigo un rato para que me calmara y entendiera que de mi dependía si ellos seguían aterrorizados o me respetaran. Poco a poco me dormí mientras acariciaba mi cabello.


-lula!- sentí un peso sobre mi cuerpo.


-Leslie-exhale al sentir el golpe.


-lo siento, pero debes despertar, hoy tendremos otra fiesta y taemin también vendrá- su felicidad era inmensa.


-al menos tu te diviertes- me levante para cambiarme.


Ese día también paso rápidamente, yo me limite a observar el vestido rojo que yacía en mi closet.


-señorita-sabia quien era.


-cual es tu nombre-pregunte, debía saber al menos quien me cuidaba.


-mika-se quedo perplejo por un momento mientras repetía su nombre para no olvidarlo.


-que necesitas mika-pregunte subrayando su nombre.


-a que hora debe venir la mucama para vestirla- lo pensé un momento.


-en tres horas estará bien-deslice mi mano tocando el vestido-todos confirmaron su asistencia-asintió
mientras desaparecía como siempre.


Junsu también vendría si respeto la lista de invitados, la felicidad me embargo, el no sabría que la nueva heredera era yo, quería ver su rostro cuando me viera, sintiendo el latir de su corazón, jamás sospecharía lo que soy.


Lo imagine una y otra vez mientras bailaba alrededor de la habitación con el vestido que me dio, deseaba que ya fuera hora, ya quería ver su rostro y sentir sus labios aun cuando era posible que no pasara.


Cuando me di cuenta ya era el tiempo de cambiarme, la mucama llego mirándome extrañada por mi comportamiento, no pude evitar reírme, me vistió con el vestido rojo, me sentía feliz por llevarlo puesto, me senté en la ventana esperando que su carruaje llegara, no quería bajar sin que el estuviera.


Al fin lo vi cruzar el umbral de la casa, pude reconocerlo por el sello que llevaban sus portezuela, era un escudo me puse a pensar si el también escondía algo detrás de su apellido.


-los lycans- sentí llegar a mika nuevamente mientras se paraba junto a mi.


-a que te refieres-pregunte.


-mañana lo sabrá-contesto-ya es tiempo de bajar-tomo mi mano, supuse que me acompañaría hasta la fiesta.


-y la túnica pregunte extrañada-el sonrió amablemente para responder.


-seria extraño estar entre mortales vestido así-asentí con la cabeza dándole la razón.


Fuimos a la habitación de Leslie, también estaba lista, acepto gustosa el brazo de nuestro acompañante, después de todo el seria quien nos iba a enseñar todo para dirigir a los vampiros, no era mala idea ser sus amigas.


La música se detuvo mientras anunciaban nuestra llegada, solo dijeron que las señoritas moritz entrarían,
omitieron los nombres. Cuando aparecimos vi cientos de rostros sorprendidos verme llegar, sonreí sintiéndome importante, busque la persona que me importaba pero no lograba hallarlo, un sonido llego a mis oídos, busque su fuente hallándolo de espaldas a mi, al parecer no le importaba mirar a la nueva rica de la ciudad, me frustre en ese momento bajando la mirada. Podía escuchar lo que decía pero nada iba dirigido a mí.


Uno des sus hermanos lo sacudió haciendo que girara quedando con la boca abierta al verme, recupere mi confianza en ese momento, su copa de vino cayo al suelo sin que nadie se inmutara. Pero su mirada se fijo en algo mas que en mi, miraba fijamente a mika, lo miraba de forma extraña, me quede perpleja preguntándome el porque.


La música empezó a tocar de nuevo cuando terminamos de bajar, todos se acercaron a saludarme menos el.


Vi a mis hermanas entre la multitud, me sentía feliz en ese momento y fui a hablar con ellas.


-sus novios también vinieron-susurre para que pudieran escucharme.


-de que hablas-dijo mak.


-ellos son vampiros, no vendrían hoy-termino Maite.


-no me refiero a ellos, si no a los de ahí-señale con mi dedo provocando que ambas se sobresaltaran bajando mi brazo y tapando mi boca.


-lo ven- dije cuando me soltaron.


-como lo sabes-Maite estaba horrorizada.


-pues lo de ser reina tiene sus beneficios- sonreí orgullosamente-entre ellos las visiones-continúe-también estar atrás de los vestidos indicados ayudan a descubrir a dos amantes planeando escapar-me excedí un poco al decírselos porque casi caen desmayadas.


Me llevaron al jardín sin que pudiera impedirlo, en realidad si podia pero me interesaba saber que harían ahora que yo sabía sus secretos.


-que sabes- pregunto mak.


-solo diré que ya se porque te gusta tanto la astronomía y el jardín de mamá- su respiración se hizo mas
agitada en ese momento.


-que harás-pregunto Maite.


-nada, no me interesa obligarlas a nada- me senté en una banca de piedra labrada.


-gracias-las dos me abrazaron.


-le dije a mama que se quedarían hoy aquí-comencé-no me defrauden dejando que ella las atrape, y, Maite no escapes esta noche –sus ojos se abrieron ampliamente.


-de que hablas-no entendían lo que les quería decir.


-akiko se fue a casa con changmin, ustedes pueden quedarse toda la noche con ellos, conversando o haciendo lo que quieran-suspire esperando que al fin comprendieran.


-gracias –lograron hablar, corrieron a la fiesta mientras yo llamaba a mika con la mente.


-señorita-hizo su acostumbrado saludo.


-no digas nada de lo que pase hoy en esta casa a nadie mas que a mi-m voz era firme.


-como usted ordene-no desapareció como siempre, ahora camino hacia la casa, se cruzo con junsu quien venia hacia mi, los dos se miraron con odio al cruzarse.


-quien es el-impero junsu acercándose a mi.


-que te importa-con el mismo tono de voz.


-porque eres una moritz-pregunto mas calmado.


-yo no lo elegí, simplemente lo soy-mire el cielo estrellado.


-será mas complicado aun-dijo para si mismo.


Me abrazo aferrándome a el, hundí mi cabeza en su cuello esperando que nunca termine ese momento, mis manos se acomodaron en su espalda, su corazón latía tanto como el mío.


-si realmente eres una moritz, será casi imposible estar juntos- arrugue mi frente preguntándome porque lo decía-jamás dejes que te conviertan-me separe de el, sabia acaso lo que esa familia era, una lagrima rodo por mi mejilla.


-porque-pregunte tratando de reprimir sollozos.


-porque jamás seriamos felices- noto que mis ojos se humedecían.


Me abrazo de nuevo besándome para que sintiera su amor, nuestros labios se encontraron pero esta vez era distinto a las anteriores, el fuego se había incrementado y nuestros corazones latina al compas del otro.

La marca en forma de luna que tenia en la espalada después de mi transformación ardía extendiendo la sensación por todo mi cuerpo.


-junsu- gemí, no pude soportar la fuerza de ese beso, desfallecí momentáneamente, el me tomo entre sus brazos llevándome a mi habitación sin que nadie nos viera, me deposito en la cama cubriéndome por unas mantas.


-duerme bien-dijo levantándose para irse.


-no te vayas-solté desesperada.se sentó junto a mi acariciando mi rostro y depositando delicados besos sobre mi rostro, otra fiesta que abandono al empezar, pensé.


Cuando abrí mis ojos a la mañana siguiente ya no lo encontré junto a mi, se había ido hace poco porque su aroma aun se mantenía.


-señorita-mika toco la puerta para luego aparecer junto a mi cama.


-no le has dicho a nadie lo que paso en esta casa verdad-pregunte.


-no su alteza- me sentí mejor al escucharlo-sus hermanas esperan en el comedor-quería que me contasen lo que paso antes de que se fueran.


-ahora bajo-el se fue dejando que me vistiera, lo hice lo mas rápido que pude y baje encontrándome con mis hermanas muy animadas.


-no me adoran-dije en tono burlón. Las dos sonrieron, supuse que la noche anterior se habían divertido.-lo hicieron-pregunte curiosa, pero no obtuve respuesta ya que akiko entro al comedor.
-hicieron que-pregunto.


-nada importante, una apuesta-dije para que no sospechara, las apuestas entre nosotras eran comunes.


-buenos días-Casi caigo de mi silla cuando vi a entrar a Leslie tomada de la mano de taemin.


-que hace el aquí-mi mente ya había armado una historia.


-acaba de llegar-dijo Leslie a la defensiva.


-buenos días-suspire aliviada.


Recordé que aun tenia que ocuparme de su boda, ella quería que fuera el próximo año pero yo me oponía a que fuera tan pronto, no sabia como poder llevarle la contraria siempre terminaba ganándome.


-madre-desvié la mirada a akiko-quiero que mis hermanas se queden aquí los fines de semana- planeaba darles toda la felicidad que estuviese en mis manos al menos hasta que pudiera pensar en la forma de que sus prometidos se retiraran.


*xiah* una voz en mi cabeza hablo, un nudo en mi corazón apareció haciendo que me sintiera mal, no podría continuar con mi vida si no dejaba volar ese recuerdo que me ataba a mi niñez, mientras mas pronto fuera seria mejor.

ENCUENTRO CON EL DESTINO

La vida no siempre es lo que deseamos, el tiempo nos traiciona acorralándonos a tomar decisiones que no deseamos tener, es imposible negarnos a obedecer designios que fueron escritos por nuestra misma mano aun cuando estemos arrepentidos, la herida provocada en nuestra alma perdura por siempre recordándonos en el lento caminar lo que vendrá en el nuevo día, una nueva oportunidad de decidir y llegar a lograr lo que en realidad no convierte en seres integrales que solo dependen de si mismos.
-Srta.- mika entro en mi habitación intempestivamente como era su costumbre, no podía decirle nada, cada vez que lo intentaba sus ojos me hipnotizaban.
-mika, ya esta listo el coche- asintió con la cabeza tomando la pequeña maleta marrón que había preparado –recuerda decirle a mi madre que tuve que salir a tratar algunos asuntos, pero que mis hermanas se podrán quedar-no le gustaba mi proceder, insistía en decir que los hermanos de junsu eran una especie indeseable y como siempre mis ojos se llenaban de furia tomando un tono carmesí profundo.
-ya lo hice Srta.-dijo entre dientes esfumándose para ver al cochero.
Un mes atrás lo había decidido al fin, si quería vislumbrar un futuro con alguien tenia que regresar a mi pasado y borrar el recuerdo que me atormentaba, mi primera amistad, mi primer beso, mi primer amor, xiah, me sentía nerviosa pensando que podría encontrarlo en la inmensidad del bosque donde cuando niños jugábamos, pero mi lado racional lo negaba insistentemente intentando que reaccionara y pusiera los pies sobre la tierra.
Los caballos correnn veloces por el azote del cochero, con cada galope mi corazón latía estruendosamente, tenia miedo de no resistir estar en esa cabaña donde pase tantos días felices junto a mi padre, la sombra de su muerte aun me persigue tanto como la de mi madre, el sueño que tuve la ultima vez tomaba forma poco a poco en mi cabeza, tal vez mi madre fue asesinada, tengo que averiguarlo de alguna forma lograr que alguien me lo diga para luego asesinar a sus verdugos como ellos lo hicieron con ella, a veces puedo sentir la oscuridad absorbiendo mi corazón, ya no soy humana pero tampoco soy un vampiro, no soy nada pero lo soy todo.
Intento dormir para relajarme y depositar mis pensamientos en mis sueños, como siempre imágenes aparecen intentando revelarme un secreto pero dejándome intrigada cada vez mas, mis hermanas aun son parte de ellos, puedo mirar su tristeza por el porvenir, por el manto oscuro que se vierte sobre sus relaciones, no puedo solapar sus deslices por siempre, tengo que hacer que sus compromisos se disuelvan, la idea de matar a sus pretendientes ha pasado por mi cabeza pero no soy tan cruel como para hacerlo por capricho, encontrare una forma para que la perdida de su virtud no sea descubierta.
Abro mis ojos por los rayos naranja que los bañan, el atardecer empieza a caer lentamente formando pinceladas abstractas en el cielo que se extiende despejado para recibir la noche, para recibir a las estrellas otra vez, como siempre las albergara protegiendo los amores prohibidos bajo su negra barrera impidiendo que sean descubiertos y las lagrimas broten por el dolor de la separación.
Los enorme robles se levantan mientras atravesamos el bosque, puedo escuchar el crujir de los arboles nuevamente, siento que murmuran mi regreso, se dan cuenta que rompí mi promesa y ahora vengo para olvidarlo, la brisa se filtra en mi rostro marcando el vaivén de mis cabellos tanto como el de las hojas que caen deslizándose por el espacio para terminar en la tierra haciendo que la vida brote de nuevo.
El carruaje se detiene, la cabaña ya no es lo que recordaba, el olvido al que la sometí paso cuenta por cada año, poco a poco se deterioro tomando un color lúgubre, no es importante su apariencia, son simples paredes que algún día serán destruidas pero que por ahora me servirán de refugio.
A diferencia de lo que esperaba todo esta tal y como lo recordaba por dentro, como si alguien la hubiese cuidado toso este tiempo, las habitaciones huelen a rosas y en medio de la sala un jarrón con Casablancas que emite paz. Será posible que alguien habite este lugar, busco en la cocina pero no hay alimentos, en las habitaciones no hay ropa ni rastro de nadie, como es posible que esto suceda, tal vez mika llego antes y lo arreglo pero no le había dicho donde estaría, escucho el gruñir de los caballos que se alejan del bosque, en tres días volverán.
Salgo al pequeño balcón para respirar profundamente en el lugar que mas amo sobre toda la tierra, mañana iré al lugar donde mi primer beso fue dado pero hoy descansare, la noche cae lentamente y la oscuridad remplaza el día, los grillos empiezan a cantar al son del viento entre los arboles, apago las velas para poder recostarme.
-quien eres-una voz varonil me asusta por un instante.
-quien eres tu- replico tratando de divisar, pero se mueve muy rápido.
-no debes entrar en casas que no son tuyas-me toma por el cuello pero no reacciono, la voz me es familiar, el aroma también. Puede ser que este confundida, ya lo estuve una vez, aun así deseo que sea el.
-xiah-me suelta de su agarre retrocediendo, puedo mirar sus ojos brillar, no veo su rostro, la luz de las estrellas no es suficiente para permitírmelo, veo su cuerpo a duras penas.
-lula-pregunta abrazándome con fuerza, una gota cayo en mi hombro proveniente de sus ojos.
-no cumplí mi promesa- empiezo a sentir un nudo en mi estomago.
- no importa, sabia que algún día volverías- empecé a llorar como el, no tenia la fuerza para abandonarlo, no fue un amor infantil, fue algo mas fuerte que eso, al parecer mi corazón ya había sido marcado por el con hierro hirviendo para que jamás lo pudiera olvidar- encenderé una vela-lo detuve con mi mano.
-no quiero que me veas llorar-retrocedió y se aferro a mi hundiendo sus dedos en mi cabello.
-no quería olvidar tu olor, era lo único que pensé podría reconocer pero no lo hice tan bien- ambos guardábamos la única huella que podría perdurar por siempre.
-tu arreglaste este lugar-escuchaba el latir de su corazón.
-esperaba tu regreso-su boca rozaba los filamentos de mi cabello-que sucedió-no pude evitar llorar con mas fuerza. Conté todo lo que me había sucedido exceptuando que ahora era un vampiro, no quería que se asustara y me dejara por ello, para el solo pretendería ser una niña a la que adoptaron.

Spoiler:

-te amo lula-dijo-jamás quiero perderte de nuevo-beso mi parpado con dulzura.
-yo también-respondí esperando no volver a separarme de el pero un aullido estremecedor lleno el ambiente, xiah se levanto con premura viendo la ventana.
-debo irme- comenzó a vestirse, intente detenerlo pero parecía preocupado.
-noo- solté como un ultimo intento de retenerlo pero no lo logre, se sentó junto a mi un instante depositando un beso en mi boca para luego salir de mi habitación por la ventana.
Me senté en la cama con mis rodillas recogidas hundiendo mi cabeza, una sensación extraña recorría todo mi cuerpo cuando el se fue.
-Srta.- mika apareció en la habitación.
-que quieres-dije molesta por la irrupción, al menos no lo hizo cuando estaba aquí xiah.
-la fecha de la asamblea se cambio para hoy a primera hora-tenia una hora para que amaneciera.
-diles que no iré-me recosté bajo la sabana cerrando los ojos.
-Srta. Debe ir usted es la reina, no puede faltar-suspire y me levante envuelta en la sabana.
-lleva mis cosas-di un ultimo vistazo a la habitación donde había sido feliz y me esfume para aparecer en mi casa, la ropa que usaría en la asamblea ya estaba lista.

SECRETOS

Tengo que hablar con junsu, sacarlo de mi vida para siempre y volver con xiah, el es la única persona que debe estar en mi mente, el único hombre al que amo a quien entregue lo mas preciado que tenia en mi vida, fui suya para de esa manera jamás olvidar que soy completamente de el.


Antes de la asamblea tengo que ir a casa de mi madre, mandó a llamarme con urgencia, antes que cualquiera está mi familia, los ancianos pueden esperar. El mensajero inquirió con premura mi visita a casa.


Llegue en un abrir y cerrar de ojos, la estancia estaba vacía por completo. Camine escuchando voces cercanas que eran desconocidas, no tenían olor así que supuse que eran vampiros. Abrí las puertas sin tocar, el ser la reina es conveniente a veces, se sorprendieron al verme entrar, pero enseguida hicieron una reverencia. Salude a mi madre con un beso en la mejilla para luego sentarme a su lado.


-¿para que me llamaste?- ignore a los visitantes.


-¿llamarte?, jamás lo hice, tal vez fueron tus hermanas- las mire descubriendo peticiones ahogadas de
discreción.


-¿Quiénes son?- trate de cambiar de tema.


-sus prometidos- en ese justo momento entendí todo, mis hermanas me pedían auxilio para su inminente futuro, querían de alguna forma impidiera sus matrimonios, suspire intentando pensar en alguna salida pero nada se me ocurría.


-matarlos- susurre sin recordar que sus oídos son casi tan buenos como los míos.


-perdón- pude ver el terror en sus ojos.


- lo siento, tengo asuntos que resolver, estaba pensando en otra cosa- respiraron aliviados.


Mire con enfado a mis hermanas, quería ayudarlas pero asesinarlos solo por gusto no era algo que me hiciera feliz.


-debo irme, los ancianos me esperan- no quería abandonarlas pero ya pensaría en algo.


Camine mirando sus rostros rogando pero no me detuve ni un solo segundo, desaparecí esfumándome en el aire para aparecer en un cuarto a media luz, una daga roja estaba grabada sobre una gran mesa de madera pulida, en el techo una delicada luna cubierta a la mitad por nubes parecía moverse.


Me senté en el asiento principal, era obvio que me pertenecía, mire los rostros de los presentes mientras un escalofrió me recorría, los había visto en alguna parte antes de eso no había duda mas no lograba recordar donde. Parecían no tener más de veinticinco años, sin embargo yo sabía que su verdadera edad sobrepasaba los milenios incluso la de hyun que estaba sentado entre ellos.


-¿Qué quieren?- los mire con desdén, ninguno se atrevía a pronunciar palabra.


-la guerra parece inminente-mika apareció extendiéndome una carpeta plateada, no le puse demasiada atención a su aparición como mis acompañantes simplemente extendí mi mano para recibirla.


-resúmela-la tire frente a mi.


-los lycans no quieren ceder


-¿lycans?


-aun no se lo has explicado- parecían exaltados. Mika negó con la cabeza.


-son hombres lobo, han sido nuestros enemigos toda la vida, logramos llegar a algunos acuerdos e incluso
se firmo la paz pero no quieren que los gobernemos aun más desde que su rey apareció.


-¿su rey?


-si, apareció el mismo día que usted… si no les declaramos la guerra ellos lo harán-lo pensé por un momento sin tener una respuesta que me satisficiera.


-es urgente que salga al jardín- la voz de mika sonaba preocupada, un aullido hizo que sospechara el porque de su nerviosismo.


Salí caminando hasta allí, me encontré con dos hombres parados frente a mi con aire gallardo, sus rostros estaban cubiertos vestidos de negro completo, caminaron hacia mi para entregarme un papel dorado, lo desdoble, era una declaración de guerra, no podía creer lo que sucedía en ese momento era imposible que esto apsara, las guerras solo sucedían entre naciones, nosotros no éramos más que razas distintas pero no podía negarme si lo hacia seria mi rendición.


-¿Quién es su rey?


-es nuestro único líder, conoce a la luna quien le regalo sus poderes, es nuestra esperanza


-eso no responde mi pregunta


-su nombre es xiah-ese nombre retumbo en mis oídos, no pude evitar estar nerviosa, moví mi cabeza de
lado a lado intentando negar la realidad.


-¡¡¡imposible!!!- grite con todas mis fuerzas ante la mirada estupefacta de los presentes.


-es nuestro rey amo y señor- trate de controlar mis emociones.


-acepto su declaración- entre a la mansión intentando no soltar ni una sola lágrima para parecer débil ante ellos. Debía ser fuerte, el amor de mi niñez era ahora mi enemigo, entendí todo en ese instante, la confusión en mi mente provoco que todo a mí alrededor se rompiera en mil pedazos.


-Srta.- mika apareció-no puede ser débil ahora, eso ya no importa ahora es su enemigo- lo mire asombrada, era imposible que el lo supiera.


-¿de que hablas?


-de lo que su corazón siente…. Pero su mente debe centrarse en ganar.


-¿y tu que sabes lo que mi mente hará?


-usted es la reina y el declaro la guerra….


-¡no sabes lo difícil que es!


-¿Qué es difícil?- hyun entro sin tocar a la habitación, si no fuera porque aun siento algo por el pude haberlo matado.


-nada, la guerra-mentí


-¿puedo hablar contigo?- sabia muy bien que era lo que quería pero ahora al fin sabia que responder.


-claro-mika desapareció en un parpadeo dejándonos solos.


-necesito saber que pasara con nosotros- su rostro era infantil.


-nada, lo nuestro nunca será nada mas que amistad- note como sus ojos brillaron por lagrimas que querían
salir pero no podía seguir engañándolo a el y a mi misma.


-pero te amo


-lo se…. Pero conmigo sufrirás, yo no te amo-me sentí cruel por habérselo dicho pero era la verdad, el no
me inspiraba mas que cariño, aunque mi corazón flaqueara a veces siempre volvía a recordar a xiah o a junsu, ellos siempre estaban sobre el.


-¿sabes lo que me haces?


-amo a otra persona- cerro sus puños con fuera, su rabia empezaba a aflorar.


-¿Quién?


-eso no importa, también debe alejarse de mi….-baje mi rostro intentado cubrir mi dolor.


-quiero ser quien lo mate


-¡¡¡No!!!... el tiempo se encargara de deshacerse de el


-es junsu, cierto- no pude evitar mirarlo estupefacta, acaso había sido tan obvia con el –ese maldito.. Sabia que había algo extraño en la forma de mirarte- no sabia que decir.


-ya no importa, además no es el-el que mate a junsu también me causaba dolor no podía permitir que eso sucediese.


-su majestad- hizo una reverencia y salió provocando que las lámparas exploten en mil pedazos.


-ahora ya nada puede ser detenido-mika recogía un pedazo de vidrio.


-¿Por qué mi destino es tan cruel?


-Por qué el mundo es cruel, debe preparare para la reunión con el príncipe de los lycans


-¿debo reunirme con el?, somos enemigos y la guerra comienza mañana- un vestido rojo apareció sobre mi
cama.


-son tradiciones, debe verse linda aunque sea para el enemigo-sonreí a medio lado mirando lo que debía ponerme-iré a preparar su ropa para la batalla, recuerde no flaquear por mas sorprendente que sea este encuentro-suspire tomando el vestido.


Si pudiera arrancarme los sentimientos de mi alma seria inmensamente feliz, podría soportar todo lo que vendrá y no me importaría en absoluto el dolor que aparece en mi futuro. Enamorarse es inútil, solo trae dolor y desesperación, yo se lo que realmente es importante y la gente que depende de mi, especialmente mi hermana. Jure protegerla por toda la eternidad y ser su apoyo, abandonar esta lucha seria igual a traicionarla, esa no soy yo.


Me veía hermosa con el vestido rojo, ya estaba preparada para mirar a los ojos al amor de mi vida y decirle que nada me importa de lo que vivimos, seré una piedra mirándolo como si nada hubiese ocurrido jamás. Camine por el pasillo terminando de convencerme de que mi realidad era distinta a la de xiah y que
mi futuro jamás seria cerca de el.


-¿ya llegaron?- entre en la misma habitación de antes, las mimas personas encapuchadas me esperaban, pero no había rastro de los enemigos.


-están a pocos metros de aquí-asentí con mi cabeza sentándome.


-¿Dónde esta?-una voz conocida llamo mi atención, supuse que era él.


-¿a quien buscas?- los ancianos se pusieron entre los visitantes y yo.


-a su reina- me levante dejando acercándome a la muralla de capas blancas.


-¿Quién me busca?- sabía la respuesta pero tenia que hacer la pregunta.


-el príncipe de los lycans, tu enemigo


-esas palabras no me hacen feliz


-a mi tampoco pero es hora de nuestro renacimiento


-te harán mas infeliz de lo que crees


-acaso crees que nos ganaras fácilmente


-en realidad a eso no me refería- me situé estratégicamente para que mi rostro no se viera por la
oscuridad – déjenme verlo-ordene, mis vasallos obedecieron, habían tres chicos parados en frente de mi estaban vestidos de ninjas como en las pinturas que mi padres me mostraba cuando era niña.


-¿no te mostraras?-vacile un segundo.


-tu tampoco lo has hecho, solo se tu nombre pero tu rostro esta cubierto


-al menos dime tu nombre


-¿mi nombre?-reí-¿seguro quieres saberlo?- lo mire con desdén.


-¿me lo dirás?


-¿te es familiar el apellido shim marchant? Ó ¿tal vez el kendrick?- sus ojos se abrieron ampliamente –los dos son míos, cuando niña fui Lourdes kendrick pero cuando crecí me convertí en una shim marchant, ahora soy vampir Regina-retrocedió con terror ante mis palabras, Salí de la oscuridad dejando ver mi
rostro.


-n..o- dijo débilmente.


-¡¿tu quien eres?! – pregunte. Trato de guardar la compostura.


-también eh tenido mas de un nombre, cuando niño el amor de mi vida me llamaba xiah y cuando crecí alguien que removió mi corazón me conoció como junsu- se quito la mascara, no podía creer lo que miraban mis ojos, el mismo chico que tantas veces había visto y a quien amaba profundamente eran el mismo.


-tus nombres ya no importan, para mi no eres mas que mi enemigo, me declaraste la guerra-tenia que salir urgentemente de ahí.


-esta decidido entonces, no hay nada mas que hablar-se retiro con quienes lo acompañaban que debían ser sus hermanos.


Me retire con pasos firmes, nadie entendía lo que había ocurrido ahí, solo que la guerra era un hecho.

TIEMPO
(Contada por akiko)

Tiempo es lo que desearía detener, retrocederlo y no permitir que nada haya pasado, por mi culpa toda esta lucha encarnizada comenzó. Todos los días me han dicho que no fue así, que el fue quien no debió haber hecho algo tan terrible. Me duele aun recordarlo pero es algo que tengo que hacer, lo que se relatara hace temblar mis labios y como siempre quedaran remarcados en mi memoria una y otra vez.


Camino en una noche oscura, soy una simple humana normal, mi corazón late dentro de mi piel cálida mientras camino por el pueblo, changmin debe estarme esperando, dice que quiere decirme su mayor secreto, no se a que se refiere pero tal vez lo que quiere es pedirme matrimonio, desde que lo conocí hace seis meses, mi vida a sido inmensamente feliz, no interesa si soy una niña de linaje noble y tengo un prometido mientras changmin me lo pida yo hare lo que el quiera.


La brisa helada choca con mi rostro, mi corazón empieza a latir con fuerza, siento una mirada sobre mi hombro pero me niego a creer que algo este detrás de mi. Es imposible, no había nada peligroso en la aldea, mi padre mantenía a todos controlados y aunque se reportaron asesinatos la guardia estaba cazando al culpable con ahincó.


Un sonido se escucha, una rama trisada tal vez, no se que es pero mis nervios se hicieron más fuertes, mis pasos cobraron velocidad mientras deseaba encontrarme con mi amado rápidamente.


-no te servirá de nada correr- escucho una voz desconocida a mi espaldas, comienzo a correr por el miedo que desborda de mi corazón. Llego a un callejón respirando descompasadamente-te dije que no serviría de nada-levanto mis ojos aterrorizada, el esta frente a mi observándome con ojos profundos y oscuros.


-¿quien eres?- retrocedí buscando una ruta de escape.


-alguien que quiere venganza- no entendí, corrí de nuevo hacia ninguna parte, solo lo hice tratando de que el desapareciera-no escaparas-sentencio su voz cerca de mi, me tomo por la cintura levantándome del suelo, con rapidez llego hasta la cúspide de las casas, de tejado en tejado desaparecimos ocultos en la niebla nocturna mientras lagrimas se desbordaban por el temor de mi porvenir.


Me lanzo contra un pared con fuerza, sentía el dolor del golpe en mi espalda, gruñí por el dolor, el caminaba a mi alrededor observándome con detalle, lloraba insistentemente por el terror que sentía en mi corazón, mi muerte estaba segura era obvio.


-¿Por qué estoy aquí?- solloce


-ojo por ojo-soltó y salió de la cabaña donde me encontraba, no sabia que hacer en ese lugar, no sabia que había hecho para merecer un destino tan sombrío, comencé a gritar con todas mis fuerza, no recuerdo que era lo que decía pero anhelaba que mi voz se extendiera hasta los odios de mi amor.


Llore llevando mis manos a la cara, sentada tan deprimente en una esquina con el dolor palpitante de mi espalda me sentía frustrada, una sabandija que no merecía sobrevivir.


-deja de gritar-la puerta se abrió, el chico de antes halo mi cabello para que lo miraría directamente-esta
noche morirás, no te preocupes no te torturare- llore con inclemencia.


-¿Qué hice para que me hagas esto?- una sonrisa maligna se dibujo en su rostro.


-tu, nada, pero ese maldito al que llamas padre me quito lo mas sagrado en el mundo-su mirada estaba llena de odio, no sabia cual seria mi muerte pero era algo irremediable.


-¿Qué te hizo?


-mato a mi hermana- su voz fue un susurro que la brisa nocturna elevo hasta mis oídos.


-¡el seria incapaz!- tomo mi rostro entre sus manos con violencia y comenzó a reír, agito su mano y la
estrello contra mi cara, mis mejillas ardían por el golpe.


- puede que tengas razón, el no sabia que la estaba matando…. Pero lo hizo… aunque pareciera un lobo ella era mi hermana-la rabia desbordaba de su semblante.


-¿¿Qué??- ¿podría ser que escuche mal?-¿que eres?- dije temerosa.


-un sirviente de la luna-concluyo sin tomar importancia en mi rostro sorprendido – ya casi es hora-tomo mi mano y me jalo hacia el exterior, la noche estaba nublada pero los rayos de la luna se filtraban levemente, me ato un poste cercano para que no pudiera moverme, llore con todas mis ganas sin poder controlarme.


El cielo se despejo un instante y la reina nocturna aparecio en todo su esplendor, mi captor sonrió cerrando sus ojos, su piel parecía moverse imperceptiblemente y en un segundo quedo convertido en una bestia feroz, sus colmillos me señalaban amenazantes, ahora había entendido todo, un lobo era quien me asesinaría esa noche, mi fin se atribuiría a lo mismo que las otras personas. Se acerco a mí olfateándome poco a poco, era como si fuera su fascinación captar mi olor para luego destruir mi cuerpo.


-¡¡changmin!!-grite con todas mis fuerzas como si de la espesura del bosque fuese a aparecer cual príncipe galante que salva a su princesa. Pensamientos inútiles venían a mi mente cuando pronto iba a abandonar es mundo -¡changmin!-grite nuevamente pero con menos fuerza, el lobo se disponía a atacarme cuando algo distrajo su atención, miro hacia la penumbra de los arboles inmensos y comenzó a gruñir.


-¿changmin?-pregunte aferrándome a mi ultima oportunidad, de las sombras emergió como si fuera un ángel que me envió los cielos, sus rostro blanco en exceso lo hacia visible. Al fin recobre la cordura y caí en cuenta de mi error, lo había llamado a su muerte. ¿Qué podría hacer el en contra de un monstruo como este?, baje mi mirada al piso intentando encontrar una respuesta mas no lo lograba –vete, te matara-grite para que se salvara, pero sus pasos firme continuaban sobre la grama.


-¡te atreviste a tocarla!- el lobo no hizo movimiento alguno, se quedo inmóvil observándolo caminar. Un aura oscura se elevaba por el lugar empecé a sentir intranquilidad por lo que podría pasar.


-te hará daño-repetía para que se fuera pero mis ruegos no tenían efecto sobre el.


De pronto el animal se abalanzo al encuentro de changmin, mostraba sus dientes para intimidarlo, presentí el final de mi amado, rogaba que corriera pero no me hacia el menor caso, en cambio, aumento su velocidad tanto como la del otro, su boca se abrió mostrando un par de colmillos en ella, abrí mis ojos congelada por la imagen, sus ojos se hicieron completamente rojos. No entendía lo que sucedía o tal ves si, pero no quería hacerlo, el lobo se lanzo sobre el mordiéndolo, changmin se quejo por la piel desgarrada.


Lo empujo de un solo golpe y lo puso contra el piso, sus uñas empezaban a incrustarse en la piel del animal, la sangre empezaba a brotar. Un aullido desgarrador se hizo eco en el ambiente, cerré mis ojos para no mirar. Escuchaba sus gritos pero mis parpados estaban presionados, no quería verlos sufrir, no quería verlos morir, el dolor se expandía por todo mí ser, una lágrima nuevamente se filtraba descendiendo lentamente mientras rezaba a los cielos que lo ayudaran sin saber si lo harían en verdad.


-akiko-abrí mis ojos la sentir su aliento tan cerca, no sabia como reaccionar, me salvo, pero era un vampiro, un monstruo de leyendas-todo esta bien-susurro, las heridas de sus rostro comenzaban a sanar volviendo a la normalidad, no podía creerlo.


No quise ver el cuerpo cercenado de mi verdugo, me desato y caí en sus brazos sin saber porque, pudo haber sido efecto de los golpes, la tortura, el miedo, la presión o simplemente quería sentir su protección. Me dejo en mi habitación como tantas veces por el balcón que daba a la calle, a diferencia de otras veces ahora no tuvo que subir la enrejada, de un salto me puso en el piso.


-ahora entiendo tus manos heladas-susurre sentándome en mi cama.


-te amo- no sabia si esas palabras eran suficientes para mi.


-soy humana-comencé a llorar sin saber porque, ya lo había hecho tantas veces que una más no importaría.


-no quiero perderte- yo tampoco lo quería pero no podía dejar de pensar en lo que paso hace un instante.


-que puedo hacer-dije frustrada.


-solo quiero tu amor, jamás te convertiré si tu no lo quieres-me trague mis sollozos y lo abrace, era lo que deseaba. Mi vida junto a el era todo lo que quería para mi, mis padres ya no importaban en ese momento, mis hermanas podían cuidarlos, quería hacerle caso a mi corazón aunque significase detener sus latidos.


-chang…-corto mis palabras con un beso.


Su lengua comenzó a infiltrarse en mi boca provocándome placer, no sabia que sucedía, tal vez debía detenerlo, pero mi cuerpo no obedecía.


Deslizo su legua con más suavidad, no podía detener mis instintos, era algo que yo deseaba, aun cuando éramos distintos quería entregarme a el completamente. El me apretujo mas contra su cuerpo, me abrazo con fuerza.


Los besos tomaron un rumbo distinto, eras mas eufóricos y llenos de lujuria, no sabía si lo que sucedía era lo correcto pero lo necesitaba con urgencia.


Las caricias se dispersaban por todo mi cuerpo mientras nuestras bocas se saboreaban. No separamos por la falta de aire en nuestros pulmones, o al menos en los míos. Me moví ligeramente provocando que nuestras caderas rozaran, algo dentro de el había comenzado a crecer. Mordí mi labio inferior por inercia, mire sus rostro lleno de pasión, me sentía excitada con su sola cercanía.


-a-ki-ko – susurro en tono seductor y ronco en mi oído mientras acariciaba mi oreja con su lengua.


Se quito la ropa quedando su cuerpo al desnudo para luego deshacerse de la mía. Dirigió mis pasos torpes al ser mi primera vez colocándome sobre su miembro erecto, rozándolo contra mi sexo. Un gemido se escapo de mi boca rogando por que no me hiciese sentir el deseo de tenerlo dentro. Atendió mis suplicas y poco a poco ingreso su pene dentro de mi cavidad, me molesto al principio pero poco a poco se sintió como si fuera parte de mi. Lo recibía con pasión empezando a mover mis caderas, mi vientre se llenaba de su miembro. Me devoraba el calor de cada movimiento el placer era demasiado, no podía dejar de gritar, no me importaba si alguien nos encontraba mientras ese placer no terminara. Entraba y salía de su cuerpo frenéticamente aun ritmo increíble. Nuestros cuerpos escurrían sudor, una sensación se disperso por mi cuerpo, me tense sintiendo un calambre placentero inundarme, sus jugos se desbordaban dentro de mi ser, solo pensaba en su nombre. Antes de caer rendida en la cama se acerco una vez a mi oído.


-¿quieres convertirte?-susurro. Lo amaba era obvio, y no quería pasar mi vida o la eternidad junto a nadie mas.


-con toda mi alma quiero pasar la eternidad junto a ti-Su boca se dirigió a mi cuello lamiéndolo primero con la lengua, sentí un piquete de aguja enseguida, por un instante todas mis fuerzas se desvanecieron pero luego una sensación mejor que la de hace un momento nacía dentro de mi, empecé a gemir descontroladamente aferrándome a changmin, no sabia que sucedía pero quería que continuara lo que hacia.


-si no me detengo ahora jamás lo hare- saco sus colmillos y me beso. Ahora éramos uno parte del otro.


Por unos minutos nos quedamos recostados sobre esa cama, algo dentro de mi estaba sucediendo, mis fuerzas me fallaban y no podía ni siquiera hablar. Changmin se levanto y recogió mis cosas en una pequeña maleta de mano, me coloco un bata y me tomo entre sus brazos, deposito antes una nota sobre mi mesa de noche, solo pude alcanzar a leer un lo siento que seguramente era para mi padre. Mi decisión era un hecho, ya nada podía detenerme.


-¿Qué hiciste?-una hombre estaba esperándonos junto a la puerta de una casa.


-lo que debía hacer-me recostó sobre su cama supongo, me beso en la boca y se retiro, no se a donde fue.

Me dio sed repentinamente y mi cuerpo pedía tomar algo, pero el agua se me hacia desabrida, lo que quería era distinto, no sabia que pero el sabor a oxido llenaba mis papilas.


-la guerra se desato- una voz venia del pasillo.


-la iba a matar-reconocí la voz de changmin.


-era el ministro-estaba exasperado.


-la amo-esa corta y difusa conversación quedo grabada en mi mente para la eternidad, como el odio entre lycans y vampiros comenzó fue toda mi culpa, acepte olvidar mi conciencia y ahora no sabia que hacer.

FIN..

El reloj se detuvo al fin, todo en lo que había creído se derrumba junto a mi Corazón, desearía que ya no latiera mas, que se detuviera como el del resto de vampires, siento como dentro de mi algo refulge intentando escapar de mi pecho cuando pienso en xiah, tal vez debería llamarlo junsu o en último caso de ninguna manera, es extraño intentar luchar contra mis sentimientos, dominarlos me hace sufrir. Tener el titulo que me fue otorgado por mi linaje es obsoleto, quiero huir pero es imposible, mis súbditos me necesitan, dejar la guerra y declinar seria mi perdición, todo entraría en caos estoy segura. Leslie no es una opción, su inocencia está intacta aun, aunque a veces me parece que ya quiere crecer, le urge llegar a tener una edad adulta pero en realidad sigue siendo una completa niña.


Para variar mi mente divagó, llevándome desde el amor de mi vida a mi hermana, demasiadas cosas en que pensar me provocan repulsión. Quiero que exista una salida que me permita conservarlo todo intacto, ni siquiera sé porque esta maldita guerra comenzó probablemente fue una tontería que ahora llego a niveles exorbitantes.


-¿sientes lo mismo que yo?-xiah entro a la sala de asambleas.


-¿odio, frustración, desesperación, cansancio, dolor?- lo mire directamente mientras me acomodaba en mi asiento, era una tradición reunirse una vez los lideres de cada bando antes de la batalla supuestamente para estudiar una posibilidad de paz.


-te amo-no pudo haberlo dicho con más facilidad, aquellas palabras que a mí me costaban demasiado por la lucha interna que llevaba a cabo salían de su boca diligentemente.


-estamos en guerra- aplaudí invocando a mika quien apareció con una carpeta en sus manos. Se la lance provocando que resbalara por la mesa pulida.


-¿puede irse?- señalo a mi sirviente. Mika entendió y desapareció del lugar.


-la paz no tiene cabida en esta guerra- sentencie mientras el leía los documentos.


- si tu quisieras lo detendría todo en este mismo instante- no sabía que responder en ese momento, quería decirle que yo también, que nada me importaba que solo quería pasar el resto de mi eternidad con él, pero mi conciencia me detenía, toda la historia que él me dibuja es tentadora.


- no puedo- reuní todas mis fuerza para decir esas dos simples palabras- es mejor que terminemos con esta reunión. Me levante lista para salir por las enorme puertas negras de mármol, sentí una mano que me detenía, el calor que me daba era cálido y cómodo. Intente continuar caminando pero él me halo asiéndome hacia él.


-cuando salgas por esa puerta serás mi enemiga- me abrazo con fuerza y desesperación-déjame estar un rato así, con mi amada y no mi oponente- deje de resistirme y mis manos lo rodearon por la espalda. De alguna forma pequeñas lagrimas rodaron por mis mejillas, últimamente esto era demasiado común, mi templanza estaba cediendo muy seguido convirtiéndome en un ente dócil.


-no puedo detener los designios del destino-lo mire a los ojos- somos especies distintas, deseo con todas mis fuerza haber nacido como una simple humana y haberme quedado así, pero no sucedió- acerco su rostro al mío chocando sus labios, su lengua se introducía en mi boca moviéndose a ritmos idénticos, el sabor de su boca era perfecto, tal y como lo recordaba, ahora podía reconocerla perfectamente sin que mi corazón se confundiera en dos caminos.


-sentía tanta rabia cuando aun no sabía que eras tú a la reina, toda esta batalla estaba justificada pero ahora todo se ha caído, siento que nada tiene sentido para mí- hundió su rostro entre mis cabellos.


-lo sé- cerré mis ojos pidiendo a los cielos que todo eso no fuera más que un sueño.


-mis hombres me esperan- se separo de mí depositando un dulce beso en mi frente.


-los míos también- asentí con la cabeza y Salí del lugar, respire profundamente hacia el salón principal. Un ruido imperceptible distrajo mi atención por el pasillo, me quede observando un momento pero nada se volvió a escuchar.


Aun sentía el aroma de su aliento en mí, el sabor de su boca, su respiración tan fuerte como la mía. Si me descuido es posible que empiece a volar mi mente con facilidad.


Los miembros de la asamblea me esperaban, usaban sus batas blancas, al parecer no planeaban ir a batalla, mis planes para ellos eran distintos. Aplaudí nuevamente, mika ingreso al lugar seguido por veinte mucamas que transportaban indumentaria para la guerra, se las entregaron a cada uno ante sus rostros asombrados.



-ustedes decidieron que la guerra era inminente, no pensaran que perderán la oportunidad de defender su casta- tomaron las ropas, sus rostros eran sombríos y probablemente llenos de rabia pero no podían hacer nada ante mis órdenes.


Me retire a mi habitación para cambiarme, los vestidos de holanes no eran adecuados para lo que iba a suceder, el color de la ropa de mis vasallos era rojo obviamente, las reglas sencillas y claras, ninguna de las tropas podía utilizar fuerzas sobrenaturales, nuestras espadas eran de plata pura y los de ellos probablemente tenían algún químico en la mezcla del metal que nos matara al instante. De esta forma la victoria o la derrota serian gracias a la destreza.


Tenía doscientos hombres de mi parte, pensé que serian muchísimos menos, en este pequeño mundo existían doscientos vampiros sedientos de sangre sin contar a los menores que eran impedidos de entrar en el encuentro y las mujeres que podían decidir.


Un vasto valle se abre ante mis ojos, guardianes de ambos bandos están cuidando el lugar de los humanos para que no se vean inmiscuidos en esto. No podemos permitirnos su aparición quedando en evidencia nuestras diferencias, despertando su miedo ante lo desconocido. Del otro extremo aparecen los lycans, entre ellos junsu está al frente con paso firme dirigiéndose a mí. Siento su mirada sobre mí, escrutándome, rezando porque nada me ocurra, haciendo exactamente lo mismo que yo. Levanto la bandera para que empiece al igual que xiah. Poco a poco nuestros brazos descendieron, todos corrían al encuentro se sus oponentes, la cruenta batalla inicio oficialmente, parecía pareja pero no podía asegurar si iba a continuar así.


Las hojas brillaban por los débiles rayos del sol emitiendo agudos sonidos cuando chocaban. No estaba pendiente de nada más que de encontrar a xiah, necesitaba saber que el estaría bien al final, no podía perder pero si podía salvaguardar su vida. Mis botas se sumergían en charcos de sangre que salían a borbotones de las heridas para que los cuerpos se conviertan en polvo a los pocos segundos, lycans y vampires están sufriendo, cada vez que uno de los dos ataca algo dentro de mi pecho se estruja, para junsu debe ser de la misma forma.


Caminado lentamente por entre combatientes, esquivo los ataques que me lanzan algunos valientes, su osadía los conduce a la muerte, caen con una estocada directa, que los golpea sumergiéndose en su piel arrancándoles gritos de dolor. Poco a poco todos van disminuyendo, no sé quién gana o quien está perdiendo, me pregunto si aun podre parar todo esto. Mi raza continuara muriendo y la otra también, lo único que estamos logrando es mas muerte en una nueva sublevación, una nueva guerra se llevara a cabo.


Un destello llama mi atención, sus cabellos rojos se mueve por el espacio, su cuerpo de formas perfectas es aun mas resaltado por sus ropas actuales, la armadura negra se ciñe a su cuerpo. Sus varios encuentros han desgarrado parte de su ropa, puedo mirar sus músculos perfectamente, los mismos que acaricie tiempo atrás en medio de la oscuridad, en medio de los silencios de nuestros gemidos. Una noche perfecta que quedo atrás abandonada por el destino a quien no le importo el dolor que sufro en este instante.


Sus ojos se fijan en mi mientras continua en la lucha, sonríe y continua como si no hubiese estado haciendo algo tan peligroso, como si en un segundo terminara su trabajo para venir a atenderme más esa no es la realidad. Si el viene a mi no lo recibiré mas que con la punta de mi espada en su cuello esperando cercenarlo para que esto termine de una vez. Necesite de toda la noche en vela para poder convencerme de que soy capaz de lograrlo.


-¿Por qué él?- hyun estaba parado atrás de mi, escuchaba su respiración.


-¿a qué te refieres?- me quede en la misma posición, me sorprendió la pregunta.


-eh hecho todo para que seas mía, para que sientas lo que yo y en cambio te enamoras de un lycan, un vil animal-no podía ser cierto que él lo supiera, había sido muy discreta estaba segura. Me gire para mirarlo directamente, sus ojos escrutaban mi rostro buscando alguna señal de que estaba equivocado pero en la forma tan directa en la que me abordo solo podía estar sorprendida y al descubierto.


-es nuestro enemigo- aclare para que no continuara creando esas ideas en su cabeza.


-¿enemigo?-pregunto con burla, se acerco a mi oído lentamente- entonces me convertiré en el héroe matándolo- mi cuerpo de repente se sintió golpeado, no sabía que responder, no sabía si debía permitirlo o matarlo. Se fue de mi lado caminando lentamente por la grama esquivando a los otros combatientes, saco sus espada y la blandió contra él. Las miradas de odio aparecieron al instante, parecían traspasarse mutuamente, por un instante todo parecía moverse lentamente, los golpes que se daban podían haber matado a un elefante pero ninguno cedía.


Las historias de mi padre donde el final feliz existía no eran más que una mentira, lo que yo estaba viviendo era un infierno y el final será mucho peor, mi corazón esta latiendo descompasadamente, una oleada de pálpitos quieren arrancarme sufrimiento.


el resto de combatientes parecían congelados, las gotas de lluvia que empezaban a caer eran lentas, deslizándose por mi rostro, disminuyendo el poder de mi mirada. Deseaba cerrar los ojos, negarme a continuar observando pero era demasiado tarde.


Mi mente regreso a mi niñez, cuando todo era felicidad y el miedo no existía en absoluto, cuando mi vida era perfecta, cuando mi corazón había entendido lo que era el amor, lo que era la felicidad, la pureza de la realidad, empiezo a pensar que morir será la mejor opción, eso tal vez lograría detener todo esto. Ya no importa si sería una cobardía, levanto una daga del piso, es lycan, la grabación en el mango lo hace obvio.


Miro una vez más a junsu y a hyun, la levanto dispuesta a hundirla en mi pecho pero un grito de dolor me distrae, levanto mi rostro húmedo y veo una sombra caer. Corro deseando que no se junsu mas mis ruego fueron esquivados, está tirado sobre la hierba con su mirada dulce e infantil sonriendo al verme llegar.


-lo elegiste a él-escucho la voz de hyun, deseo matarlo pero antes de que me levantara y lo hiciera el hunde su propia espada en un golpe certero, cae al suelo al igual que xiah. Su cuerpo desaparece en la nada, el de junsu aun no se ha ido, trato de detener la sangre pero de nada servirá, solo retraso el inminente final.


-te amo-esas palabras que no podía pronunciar al fin salieron de mi garganta, cada silaba estaba acompañada de sollozos, de gritos.


-jamás te olvidare-el brillo de sus ojos se apago por completo, en mis brazos ya no estaba su cuerpo, una ráfaga de viento se llevo el polvo que dejo. Un grito violento salió de mi boca expandiéndose a los rincones del horizonte, el cielo se oscureció y los rayos caían muy cerca.

Todo había terminado…..


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-su alteza, debe revisar la contabilidad del último mes- mika enciende la computadora, mi despacho ha cambiado mucho en este tiempo, después de quinientos años todo es tan diferente en el mundo, mi ropa, mi maquillaje, todo ha sufrido transformación.


Sigo en este mundo como una persona poderosa que para una raza es su reina, para otra su benefactora y para la humana una cruel adversaria de los negocios que ha extendido un imperio. Es probable que me haya hecho egoísta en todo este tiempo, trate de congelar mi corazón de todas las formas posible y de cierta forma lo logre.


Mis hermanas son felices, estoy segura… sus prometidos perecieron en la guerra, no fui yo quien lo provoco, o tal vez si indirectamente pero quienes los mataron fueron los hermanos de junsu. Mi madre ahora sonríe mucho mas, como si un peso hubiese sido quitado de su espalda, no sé muy bien porque pero ahora es más feliz. Las hermanas de hyun nunca supieron lo que en realidad escondía la muerte de su hermano, para ellas solo fue un héroe que termino con el adversario, si supieran la verdad me odiarían con todas sus fuerza, aun cuando soy su cuñada.


-deja de trabajar-Leslie irrumpió en mi oficina, taemin la acompañaba-deberías buscarte un novio, aunque sea un humano-no cambio nunca su forma de ser, la niña nunca murió ni maduro, taemin parecía ser quien llevaba las riendas en ese matrimonio.


-no quiero, soy feliz como estoy-apagó la computadora y trajo mi abrigo, prácticamente me obliga a salir del edificio, me abandona en medio de la calle entre la espesa nieve de new york, parís quedo atrás con todos los recuerdos que encerraba.


6 de diciembre de 2010, hoy se cumple un aniversario más de su partida, intente no pensar en ello pero al final no pude hacerlo, la soledad me lo recordaba insistente, sonrío pensando en que ahora el ya no pertenece a ningún lugar, es un alma libre divagando por el tiempo.


-¿tampoco sabes qué hacer con tu vida?- una voz conocida provoco mi alerta, un chico en una banca con un gran abrigo negro y cabellos rojos me hablaba, me sorprendí, no podía articular palabra, camine hacia él con mi corazón latiendo a mil por hora.


-j..u..n..s..u-fue lo único que pude articular.


-otra persona que me llama así, eres la decima o, tal vez la onceava que me dice así- sonrió y fijó su mirada en el horizonte-también me han dicho xiah, es extraño pero parece que me parezco a esa persona- no podía creer lo que sucedía, mi rostro palidecía, mi cuerpo no respondía, solo pude quedarme observándolo, perpleja, agradeciendo al cielo por traérmelo una vez más….